Roma encontró en Hispania muchas más riquezas de las que podía suponer. Entre las abundantes menciones que figuran en las antiguas fuentes, veamos
esta de Estrabón: "En cuanto a la riqueza de sus metales no es posible exagerar el elogio de Turdetania
y de la región colindante. Porque en ninguna parte del mundo romano se ha encontrado hasta hoy ni oro, ni plata,
ni cobre, ni hierro en tal cantidad y calidad..." (III, 2, 8).
A las importantes minas romanas de Las Médulas (León), Río Tinto (Hueva), Almadén (Ciudad Real), Cerro Muriano (Córdoba), Cartagena (Murcia)
y Linares (Jaén), se unen innumerables explotaciones en Galicia, cordillera
Cantábrica, Pirineos, Sistema Ibérico, Sistema Central, Montes de Toledo y
Sierra Morena. Pero este listado no es completo, realmente los romanos consiguieron oro, plata,
mercurio, estaño, cobre, hierro, plomo, etc. a todo lo largo y ancho de la península Ibérica.
Hispania no solo abasteció de metales a Roma, también fueron buscadas sus apreciadas
gemas como la variscita de Gavá (Barcelona) y de Palazuelo de las Cuevas (Zamora),
los lujosos materiales de construcción como el "lapis specularis" de
amplias zonas de Cuenca y Toledo, y por
supuesto, extrajeron sal de las abundantes salinas hispánicas.
La variscita es una piedra semipreciosa similar a la turquesa pero más
verdosa, que ha sido utilizada en joyería desde la más remota antigüedad. (Ver imagen A).
El uso del cinabrio, llamado minio en aquellos tiempos, era meramente decorativo. Se usaba para fabricar un pigmento de un color rojo muy potente, el
bermellón. Fue un pigmento muy empleado en pintura mural civil, pero debido
precisamente a su elevado precio estaba reservado únicamente a ricos y por
supuesto al emperador. (Ver imagen
B).
Plinio el Viejo cuenta de Sisapo (actual área de Almadén, Ciudad Real) en su Naturalis
Historia
que: “El minio más conocido es el de la región sisaponense, en la Baetica, mina que es propiedad del pueblo romano.
Nada se vigila con más cuidado; no está permitido refinarlo en plaza, sino que se envía a Roma, en bruto y bajo sello...
En Roma se lava. Con el fin de que no alcance precios altos, una ley ha fijado su valor en venta,
que es de 70 sestercios la libra…" (XXXIII, capítulo VIII).
Conocido en la actualidad como espejuelo,
espejillo, reluz, etc., el "lapis specularis" es un yeso selenítico
que fue explotado por los romanos como material estratégico, fundamentalmente
durante los siglos I y II d.C. (Ver imagen C). Estos cristales de yeso tienen una apreciable transparencia y son relativamente
fáciles de exfoliar, por lo que se usaron fundamentalmente como materiales de
construcción, para acristalar los ventanales.
Plinio el Viejo, en su Historia Natural, nos dice: "La piedra especular, dada su constitución mucho más tratable, se hiende y se separa
en láminas tan finas como se desee. Antiguamente sólo se hallaba en la Hispania Citerior, y no en toda la provincia, sino
sólo en el área de cien mil pasos alrededor de la ciudad de Segobriga. Hoy día, la suministran también Chipre, Capadocia
y Sicilia y un reciente descubrimiento de África. No obstante, todas estas variedades son inferiores a la de Hispania;
Capadocia produce piedras muy grandes, pero son oscuras" (XXXVI – 160).
Hispania fue un gran productor de oro, el denominado "aurum hispanum". (Ver imagen
D). Los romanos lo encontraron en el sur, concretamente en territorio tarteso y basetano. No obstante, la zona de mayor producción de oro se encontraba en el noroeste de la
península Ibérica. El yacimiento de explotación de oro por excelencia fue Las Médulas (León), pero también podemos destacar los yacimientos de La Leitosa (León), As Borreas (Orense), Los Lagos de Silva de Salave
(Tapia de Casariego, Asturias)
y Pino del Oro (Zamora).
La halita o sal común (NaCl) era para los romanos un producto comercial de suma importancia. (Ver imagen E). La sal era
entonces necesaria como conservante y como antiséptico. Los soldados que cuidaban de la seguridad de la Via Salaria, recibían parte de su paga en
forma de bolsitas con sal, lo que se llamaba "salarium argentum". Precisamente de ahí deriva nuestra actual palabra "salario".
Pero volvamos a las monedas. Entre los siglos II a.C. y I d.C., en los ámbitos cerrados
de las sociedades mineras de Hispania, se generaron varios tipos de respuesta ante la falta de fluidez monetaria.
Entre otros:
- Se acuñaron en Pb los denominados plomos monetiformes, copiando los tipos en
Ae de la ceca de la zona, o bien con nueva iconografía y leyendas,
siempre relacionadas con el mundo minero.
- Se hicieron acuñaciones en Ae, específicas para circulación
en las explotaciones mineras, las llamadas genéricamente como moneda minera o moneda de las minas.
En algunos casos conocemos la ceca. Acuñaron en plomo: Carmo, Ilipa, Bolskan,
Kastilo, Ilipla y Obulco, entre otras; pero en otros casos solamente su
tipología (Vulcano, instrumentos mineros, operarios con herramientas de trabajo, etc.) nos
pueden indicar la posible zona relacionada.
Veamos de nuevo las imágenes iniciales de Las Médulas:
El cuadrante de Bilbilis (moneda nº 4) nos muestra un operario con
un objeto que se ha descrito como candil
minero. En este caso la leyenda latina BIL facilita totalmente la asignación de la
ceca. Sin embargo, la moneda nº 1 no tiene letra alguna, tan solo sabemos que pertenece a una ceca incierta
del Sur de Hispania. Todas las monedas mineras hispanas pertenecen a los siglos II
y I a.C.
Años después, en la primera mitad del siglo I d.C. (periodo entre Trajano y
Antonio Pío) también circularon monedas especiales
para las minas en otras zonas del Imperio. Las monedas nº 2, 3 y 6 observamos que tienen iconografía imperial
ya que fueron acuñadas en Roma, pero fueron emisiones especiales para circular
por la minas de Dalmatia, Noricum y Dardania. Las leyendas METALli
DELMatici, METalli
NORici y DARDANICI nos indican claramente
las importantes minas de esas regiones del Imperio.
Descripción de las imágenes:
A.- Pequeña muestra de
variscita de Zamora con su color verdoso característico.
B.- Mercurio nativo sobre
cinabrio. Ejemplar de la mina El Entredicho (Almadenejo, Ciudad Real)
C.- Recorte de "lapis specularis" procedente de la mina
romana La Condenada (Osa de la Vega, Cuenca), en los que se observan los trazos dejados por la sierra al cortarlos.
D.- Pequeña pepita de oro nativo (2,61 g)
hallado en Casas de Don Pedro (Badajoz).
E.- Cristales cúbicos de sal gema (halita) procedente de las minas de Alcanadre (La Rioja).
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