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Juego nº 20D: El poder de la mujer romana

 

Viendo las monedas de oro siguientes, podemos ver reflejado el poder que sin duda tenían las mujeres en la corte romana, ejerciendo en ocasiones un verdadero poder en la sombra. Los peinados de las augustas féminas nos pueden ayudar a reconocer rápidamente el personaje que representan porque los podemos relacionar con los exquisitos bustos de mármol que han llegado hasta nuestros días.

Pero... ¿lucía siempre una emperatriz el mismo peinado? ¿Imitaban unas los estilos de otras? Ahora podrás comprobarlo. Identifica y data estos siete áureos, verás la moda de la época al encuadrarlos en su siglo correspondiente.

 

 

En la siguiente imagen aparecen influyentes emperatrices romanas, madres de emperadores e incluso una poderosa abuela. Pero solo una de estas mujeres fue a la vez "nieta, hija, hermana, esposa, madre y tía" de emperadores.

¿Sabrías decirme a qué supermujer me refiero? Te daré una pista, en Barcelona tiene una céntrica plaza a su nombre. ¿Aún no lo sabes? Pues antes de mirar la solución dime algo más sencillo ¿a quién me he referido al decir "poderosa abuela"?

 

 

¿Quieres saber la solución?

Pregúntale al oráculo (clic en la imagen)

 

  Algunas notas sobre los peinados en la antigua Roma  

A lo largo de la historia de Roma, y sin considerar las deidades, los peinados femeninos de las monedas pasaron por una serie de etapas en las que podemos apreciar una gran diversidad de estilos. El grado de refinamiento de casi todos ellos es exquisito, e independientemente de que correspondieran o no a una imagen real, cabría plantearnos si las damas romanas lucieron de verdad estos peinados.

La respuesta es sí. Había profesionales del corte y peinado (ornator / pectinator  u ornatrix / pectinatrix en el caso de ser mujeres) encargados de elaborar estos trenzados y recogidos. Para sujetar el cabello las ornatrices se ayudaban de horquillas, alfileres, peinetas, redes, cintas y lujosas diademas y broches. El grado de sofisticación era tal que en algunos peinados añadían postizos e incluso conseguían rizados artificiales empleando un utensilio llamado calmistrum, un tubo de metal que calentaban previamente. Después fijaban el pelo mediante la aplicación de diversos ungüentos.

 

En el tocador de una domina tampoco faltaban los cosméticos, cremas, aceites y perfumes, guardados en delicados recipientes de cerámica, alabastro o cristal, así como los utensilios necesarios para aplicarlos, sin olvidarnos de lo más indispensable, el peine, y cómo no, el espejo, a menudo decorado con refinados motivos, y todo ello fabricado con diversos materiales que variaban según la clase social.

El maquillaje se vendía en forma de polvo y antes de usarse debía diluirse con lanolina (aceite) en pequeños platos. Los labios y las mejillas se pintaban de rojo, con pigmentos que se obtenía de plantas, minerales y moluscos. Los ojos se delineaban de negro y las cejas las usaban muy marcadas. Los párpados los sombreaban de color azul.

Como notas curiosas, destacar que la imagen personal tenía tanta importancia en Roma, que era objeto de críticas y comentarios entre los ilustrados. Tal es el caso del comediógrafo romano Plauto (254-184 a.C.), quien escribió: "una mujer sin pintura, es como una comida sin sal".

Y resaltar también que fue el poeta romano Ovidio (43 a.C. - 17 d.C.) el autor del primer libro sobre cosmética, un tratado de belleza titulado "Medicamina faciei feminae" (Cosméticos para el rostro femenino), en el que incluye consejos y recetas varias.

 


 

  Algunas notas sobre el poder de la mujer romana  

Las mujeres en Roma podían alcanzar el rango más alto posible, el de Augusta, e incluso algunas fueron divinizadas después de su muerte. Es habitual que los emperadores acuñaran monedas a nombre de sus esposas, hijas, madres o abuelas, pero el poder "oficial" de la mujer en el mundo romano quedó circunscrito a sus periodos como regentes, mientras que sus hijos alcanzaban la mayoría de edad, pues la corona solo se podía heredar siendo varón.

Sin embargo, muchas de ellas han pasado a la Historia por merecimiento propio. Algunas ejercieron un verdadero poder en la sombra, mediante la influencia que ejercían sobre el emperador y, desde luego, a través de las frecuentes intrigas y conspiraciones palaciegas.

 

En algunos periodos, como los de Heliogábalo y Alejandro Severo en el siglo III, o los de Teodosio II y Marciano durante el siglo V, fueron mujeres fuertes y políticamente astutas las que realmente manejaron los hilos del poder durante décadas, designando incluso los nuevos emperadores. Nos referimos a Julia Maesa y su hija Julia Mamea en el primer caso y a Pulqueria en el otro.

Sin olvidarnos de la influyente esposa de Augusto (Julia Augusta) y la de Septimio Severo (Julia Domna) cuyo busto vemos a continuación.

               

Entalle de aguamarina con el busto de la emperatriz romana Julia Titi (79-81 d.C.),
firmado por el artista griego Euodos.
Bibliothèque Nationale de France - 1 - 2 - 3 (París, Francia).

Entalle de aguamarina con el busto de la emperatriz Julia Domna.
(Metropolitan Museum of Art, Nueva York)

 


 

¿Quieres aprender más sobre estos temas?... Visita:

Índice de biografías de emperadores, familiares, herederos, rebeldes y usurpadores
del Alto Imperio y el Bajo Imperio Romano

Portraits et coiffures d'impératrices romaines
Hairstyles of the Rich and Famous 2,000 Years Ago
Videos (You Tube): Cleopatra, Plotina, Sabina, Julia Domna y Faustina hija
Verdolay nº 9: Revista del Museo Arqueológico de Murcia, 2005. Páginas 185-188

 

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Juego creado por: Javi   y M. Pina