En septiembre de 465 murió Libio Severo y tras más de un año de interregno, en marzo de 467, Ricimero, el poderoso general romano de origen vándalo, aceptó la propuesta del emperador de Oriente León I y asignó al trono a Procopio Antemio (Procopius Anthemius). Antemio era un prestigioso militar que procedía de una distinguida familia de Constantinopolis. Casado con Elia Marcia Eufemia, era por tanto yerno del fallecido emperador Marciano. Al ser elegido como emperador de Occidente viajó inmediatamente hacia Roma y en abril de 467, en las cercanías de Roma, fue proclamado oficialmente. Ese mismo año, para estrechar lazos (que de poco le servirían) casó a su hija con Ricimero. Anteriormente, su hijo se había casado con Leoncia (una de las hijas de León I). Los ataques del vándalo Genserico arreciaban, ya no se limitaban a Italia sino que alcanzaron el Peloponeso. León I se propuso acabar con él, para lo cual preparó una gigantesca flota de más de mil naves y para ello contó con la ayuda de Antemio. En las cercanías de Carthago la flota romana fue completamente destruida. Las tropas imperiales tuvieron que huir y en 470 Genserico no tuvo dificultades para apropiarse de Sicilia. Ricimero culpó a Antemio de la derrota de Carthago, en junio de 472 pactó con Genserico la elección de Olibrio (el marido de Placidia, una de las hijas de Valentiniano III) como nuevo emperador y poco después, ajustició a Antemio.
|