Roma, en sus muchos siglos de historia, tuvo importantes y afamados enemigos. La lista de luchadores contra
el poder romano podría ser muy larga, pero si tuviéramos que elegir unos pocos, los
veintiún personajes aquí relacionados sin duda estarían entre los más relevantes.
Diez de los "enemigos de Roma"
descritos
a continuación acuñaron monedas mostrando su poderío, incluyendo su efigie y/o su nombre en ellas;
ver las monedas mostradas anteriormente
(nº 1-9) y la estatera del rey Pirro de Epiro (nº 10, a la derecha). Alguno
de estos personajes acuñó moneda sin mención
expresa de él como gobernante, pero la mayoría no hicieron emisión monetaria de ningún tipo.
Otros, como Perseo de Macedonia y Yugurta de Numidia (ver nº 12 y 13, a la
derecha), fueron representados derrotados, como cautivos, en las monedas romanas.
I.- Breno: Líder de los senones (pueblos galos),
derrotó a los romanos en la batalla de Alia (c. 390 a.C.)
consiguiendo entrar en Roma (387 a.C.) y ocupar la mayor parte de la ciudad. Los ciudadanos romanos se refugiaron
y se hicieron fuertes en la colina Capitolina,
por lo que Breno, tras saquear la ciudad, terminó negociando el final del asedio y cobrándose un cuantioso botín.
II.- Pirro: Rey de Epiro, considerado uno de los mejores generales de su época y uno de los grandes rivales de la República romana durante su expansión. Guerrero incansable, viajó a Italia
en el año 280 a.C. llevando consigo un ejército de 20.000 infantes y 3000 jinetes. Tras la derrota de la
batalla de Benevento (275 a.C.), regresó a Epiro (occidente de
Grecia) a finales de 274 a.C., con tan solo 8000 infantes y 500 jinetes.
III.- Anibal Barca:
General cartaginés considerado uno de los mejores comandantes militares de la historia. Durante la II Guerra
Púnica, Aníbal invadió Italia y durante más de una década logró derrotar a los ejércitos romanos. Sin embargo no invadió Roma,
regresó a África y acabó siendo vencido en la batalla de Zama (202 a.C.)
IV.- Filipo V: Rey de Macedonia (221-179 a.C.),
atractivo y carismático, guerrero gallardo y valiente, fue inevitablemente comparado con Alejandro Magno.
Su reinado estuvo marcado principalmente por una lucha infructuosa contra el poder emergente de la República romana.
Dirigió las tropas macedonias contra Roma en la Primera y Segunda Guerras Macedónicas, perdiendo ambas.
V.- Caro de Segeda:
Caudillo belo que en 153 a.C., junto con los arévacos, lideró la resistencia
contra el pretor romano Quinto Fabio Nobilitor que había llegado a Hispania con una fuerza de casi 30.000 hombres
para someter a los pueblos celtíberos. Caro emboscó y derrotó a la romanos, pero murió en la batalla. Al año siguiente, el cónsul Claudio Marcelo
llegó con tropas de refresco y las Guerras Celtíberas no finalizarían hasta 133 a.C., con la caída de Numancia. (La moneda nº 11 mostrada a la derecha
es un denario celtíbero acuñado en Sekaisa por lo pueblos belos, en la segunda mitad del siglo II a.C.).
VI.- Viriato: Caudillo lusitano que
desarrolló alianzas con otros grupos ibéricos, induciéndolos a rebelarse contra Roma.
Condujo a su ejército, apoyado por la mayoría de las tribus lusitanas y vetonas, así como por otros aliados celtíberos,
a varias victorias sobre los romanos entre 147 y 139 a.C. Considerado "el
terror de Roma", fue finalmente traicionado y asesinado mientras dormía.
VII.- Yugurta: Rey de Numidia
que intentó expandir sus dominios luchando contra su hermano Aderbal, pero
se encontró con la oposición de Roma dando lugar a una larga guerra (112-106
a.C.). Tras lograr Sila el apoyo de Boco I (rey de Mauretania), Yugurta fue
capturado y enviado prisionero a Roma, siendo ejecutado en 104 a.C. (La
moneda nº 13 mostrada a la derecha muestra la escena en la que Sila recibe una
corona de Boco I mientras Yugurta permanece cautivo, con las manos atadas a la espalda).
VIII.- Mitrídates VI:
Rey de Ponto y Armenia Menor (norte de Anatolia, hoy Turquía) entre
los años 120 y 63 a.C. Mitrídates VI se enfrentó en las Guerras Mitridáticas
(88-63 a.C.) a algunos de los generales más destacados de Roma: Lucio Cornelio Sulla,
Lucio Licinio Murena, Lucio Licinio Lúculo y Cneo Pompeyo, siendo recordado
como uno de los enemigos más formidables y exitosos de la República romana.
Finalmente, en el año 65 a.C. fue derrotado por Pompeyo Magno, suicidándose
un par de años después.
IX.- Espartaco: Esclavo
de origen tracio que dirigió la rebelión más importante contra la República
romana en suelo itálico, conocida como tercera guerra Servil, guerra de los Esclavos o guerra de los
Gladiadores. Espartaco, junto con otros esclavos gladiadores, idearon un
plan de escape (73 a.C.) que desencadenó en un estallido en toda la península.
Uniéndoseles esclavos de todas partes, conformaron un
ejército que pudo llegar a ser hasta de 120.000 personas. Tras numerosas victorias, y a punto de obtener la
libertad cruzando los Alpes, la guerra culminó finalmente (71 a.C.) con una cruenta batalla en Apulia.
Según las fuentes romanas, nunca se localizó el cuerpo de Espartaco.
X.- Vercingetorix:
Rey de los arvernos y mítico caudillo que intentó unir a los galos en su revuelta más significativa contra el poder romano.
Vercingetorix ganó la batalla de Gergovia (junio de 52 a.C.) contra los
romanos, sin embargo Julio César había sabido explotar la división
interna de los galos y el intento de Vercingetorix de unirles contra la invasión romana llegó demasiado tarde. En la batalla de Alesia
(octubre de 52 a.C.), los romanos sitiaron y derrotaron a los galos. Vercingetorix fue capturado y estuvo prisionero cinco años, hasta que César le
hizo desfilar por la calles de Roma (46 a.C.), siendo poco después ejecutado.
XI.- Orodes II: Rey del Imperio parto
que infringió una severa derrota a Roma. En torno al año 59 a.C., Marco Licinio Craso, uno de los miembros del Primer Triunvirato, fue enviado
a la provincia de Siria. Craso cruzó el Éufrates buscado la gloria militar, en un intento de conquistar Partia,
pero fue derrotado en la batalla de Carras (53 a.C.) con un resultado
desastroso para Roma: Diez mil romanos murieron, otros veinte mil fueron hechos prisioneros
y el propio Craso fue asesinado mientras negociaba con los partos.
XII.- Cleopatra VII:
Reina de Egipto entre 51 y 30 a.C., última representante de la dinastía
Ptolemaica. Sin duda una gran y poderosa mujer que unió su destino (y el de
su pueblo) al de Julio César y posteriormente al de Pompeyo. Pero eran tiempos turbulentos para Roma, Cleopatra acabó suicidándose sin lograr
que ni sus armas ni su diplomacia evitaran que Egipto pasara a ser una provincia romana más.
XIII.- Arminio: Caudillo germano
de la tribu de los queruscos que lideró una alianza de tribus germánicas en la batalla del bosque de Teutoburgo (9 d.C.) logrando aniquilar tres legiones romanas.
Los historiadores modernos han considerado la victoria de Arminio como
la mayor derrota que sufrió Roma. Además, dado que impidió la romanización de los pueblos germánicos, esta
batalla ha sido considerada como una de las más decisivas de la historia.
XIV.- Boudica:
Reina de los icenos (tribu británica celta) que lideró un levantamiento de
icenos y trinovates contra las fuerzas de ocupación del Imperio romano
(60-61 d.C.), logrando inicialmente algunas victorias parciales. Poco después de su total derrota en Watling Street,
la reina Boudica murió, supuestamente
envenenándose a sí misma.
XV.- Flavio Josefo:
Caudillo judío, pero también historiador, estadista y diplomático, llamado inicialmente Yosef ben Matityahu.
En la Gran Revuelta Judía (66 d.C.) fue designado por el Sanedrín de Jerusalén como comandante en jefe de Galilea.
Tras seis semanas defendiendo la casi inexpugnable fortaleza de Jotapata (67 d.C.),
en donde la mayoría de sus compatriotas murieron, Yosef fue capturado y llevado ante la presencia del general Vespasiano
ante el que dio muestras de su gran formación y predijo que pronto sería emperador, lo que le llevó a ganarse el perdón cuando se cumplió la
predicción. Así, pasó a llamarse Flavio Josefo, siendo liberado en el año 69
d.C..
XVI.- Decébalo: Rey de Dacia
(87-106), famoso por mantener tres guerras, con diferente éxito, contra el Imperio
romano. Rechazó una invasión romana durante el reinado de Domiciano, asegurando un período de independencia,
pero cuando Trajano llegó al poder, sus ejércitos invadieron de nuevo Dacia
y esta vez Decébalo fue derrotado (102). Permaneció como rey
dependiente de Roma, pero continuó afirmando su independencia, lo que
propició una invasión romana final en el año 105. Trajano redujo la capital dacia Sarmizegetusa
a ruinas (106), conquistando gran parte de Dacia para el Imperio. Decébalo se suicidó para evitar la captura.
XVII.- Sapor I: Rey del Imperio sasánida
(240/42-270). El gobierno de Shapor I estuvo marcado por exitosas luchas militares con sus vecinos y dos guerras con el Imperio
romano, durante la segunda de las cuales capturó y dio muerte al emperador Valeriano I en la batalla de Edesa (260).
La captura del emperador dejó el oriente romano a merced de los sasánidas, Sapor I instaló su cuartel general en Nísibis
y desde ahí tomó Tarso, Antioquía y Cesarea, ocupando toda la Mesopotamia y devastando Siria, Cilicia y Capadocia.
La anarquía más absoluta se apoderó mientras tanto del Imperio romano, las usurpaciones se multiplicaron, siendo nombrados diversos emperadores
por las tropas, en un intento de solucionar los problemas en las fronteras.
XVIII.-
Zenobia: Reina del
Imperio de Palmira. Muerto su esposo, el rey clientelar de Roma, Odenato, Zenobia pasó a ser la regente de su hijo Vabalato y mantuvo el poder
de facto durante todo su reinado.
En 270, Zenobia lanzó una invasión que llevó a la mayor parte del oriente romano a su dominio y culminó con la anexión de Egipto. A mediados de 271
su reino se extendía desde el centro de Anatolia hasta el sur de Egipto, aunque permanecía nominalmente subordinada a Roma.
Sin embargo, en reacción a la campaña del emperador Aureliano en 272, Zenobia declaró a su hijo emperador y asumió el título de emperatriz
(declarando la secesión de Palmira de Roma). La guerra no tardó en llegar. Los romanos salieron victoriosos después de fuertes combates.
La emperatriz fue asediada en la ciudad de Palmira, siendo capturada por Aureliano, quien la envió a Roma, en donde se supone
que murió en el año 274.
Zenobia acuñó moneda tanto a su nombre (ver nº 9) como al de su hijo Vabalato (ver nº 14,
a la derecha).
XIX.- Alarico: Rey de los visigodos. Acaudilló
inicialmente un ejército visigodo aliado de los romanos
(387-395) pero se proclamó rey (395-410) coincidiendo con la muerte de Teodosio I. En el año 396 condujo las tropas visigodas primero hacia Constantinopla y
finalmente a Roma, ciudad que saqueó en 410. Alarico permaneció tres días en Roma y luego marchó hacia el sur. La ciudad sufrió daños mínimos,
pero el prestigio de Roma quedó dañado irreparablemente. Alarico murió
ese mismo año en el sur de Italia, siendo sucedido, como rey de los visigodos, por su cuñado Ataúlfo.
XX.- Atila: Rey de los hunos.
En 450 decidió marchar hacia Occidente, por lo que el general romano Aecio se preparó para hacerle frente
consiguiendo la ayuda de visigodos, francos y burgundios. En 451 se produjo un enfrentamiento al norte de la Galia, en
Campus Mauriacus (Campos Cataláunicos), que significó la derrota parcial de los hunos. Pero Atila reorganizó su ejército y en 452 invadió Italia,
poniendo sitio y destruyendo la ciudad de Aquilea. El rey de los hunos siguió avanzando hacia el sur,
hacia Roma. Es difícil saber qué sucedió entonces, lo único cierto es que Atila dio media vuelta, dejó a Roma en paz y regresó a su palacio más allá del Danubio. Ese mismo año
453, Atila añadió una esposa a su harén y tras los festejos de la boda, murió en circunstancias misteriosas. A su muerte,
los territorios de los hunos se dividieron entre sus numerosos hijos.
XXI.- Genserico: Rey de los vándalos.
En 455 Valentiniano III ofendió a la esposa de un patricio romano llamado Petronio Máximo, quien pronto encontró una ocasión para matar al emperador y sustituirlo en el cargo. Poco después, Petronio obligó a Eudoxia, la viuda de Valentiniano
III, a casarse con él.
Eudoxia decidió entonces pedir ayuda al hombre más poderoso de Occidente, al vándalo Genserico.
Al poco tiempo sus barcos estaban en la desembocadura del Tíber.
Los vándalos entraron en Roma (junio, 455), como décadas antes habían entrado los visigodos,
sin embargo, ahora la situación era distinta. Los visigodos dejaron a Roma prácticamente intacta, mientras que los vándalos la saquearon
totalmente. El Imperio romano estaba llegando a su inexorable final.
Ver también:
Los enemigos de Roma (II)
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