Marco Aurelio Valerio Majencio nació alrededor del año 278, siendo hijo del emperador Maximiano Hércules y su esposa siria Eutropia. En marzo de 293 se completó el sistema de gobierno conocido como La Tetrarquía, mediante la adopción de Galerio y Constancio como césares (herederos) y para estrechar más aún los lazos entre los tetrarcas, ambos césares se separaron de sus mujeres y desposaron a las hijas de los respectivos emperadores. De ese modo, G. Valeria -hija de Diocleciano- casó con Galerio, mientras Teodora -hija de Maximiano- hacía lo propio con Constancio. En este reparto al joven Majencio le tocó Valeria Maximilla, una hija de Galerio, con la que desposó y tuvo un hijo, Romulo. El 1º de mayo de 305, se produjo la pactada abdicación de los dos emperadores (Diocleciano y Maximiniano Hércules), siendo ambos sustituidos por los césares Constancio (en Occidente) y Galerio (en Oriente), quienes tomaron como sucesores a Severo II y Maximino Daza, respectivamente. Maximiano esperaba para su hijo Majencio -que había tenido de su esposa siria Eutropia- mejor suerte en este reparto de poder y lo mismo le sucedió a Constancio con su hijo Constantino, pero la opinión de Galerio prevaleció y sus personas de confianza: Severo II y Maximino Daza, alcanzaron el grado de césares. Con la muerte de Constancio Cloro en Britania (julio 306), la crisis de La Tetrarquía estaba servida, las tropas aclamaron como Augusto a su hijo Constantino mientras Galerio llegaba al compromiso de elevar a Severo II al rango de Augusto, permitiendo a Constantino continuar al mando, pero sólo con el título de César. No es de extrañar por tanto, que en ese mismo año 306, Majencio usurpara el poder en Africa e Italia, aprovechando el descontento existente en Roma contra Severo II, e invitara de inmediato a su padre Maximiano a compartirlo. Aclamado como Augusto en Roma en octubre de 306, rechazó el título para proclamarse astutamente Princeps, en espera de ganar legitimidad, pero al no lograrlo, revistió el de César y luego el de Augusto. Así pues, acababa el año 306 con cuatro emperadores en Occidente: Constantino el Grande, Severo II, Maximiano Hércules y Majencio. Severo II, a instancias de Galerio, intentó sofocar la rebelión de Majencio y Maximiano Hércules, pero sus tropas le abandonaron, cayó prisionero en Ravenna, siendo trasladado a Roma y ejecutado en la primavera del año 307. Galerio, enfurecido por la derrota de Severo II comenzó los preparativos para invadir Italia. Dándose cuenta de lo peligroso de la situación, Maximiano se dirigió a la Galia en busca de una alianza con Constantino, cosa que consiguió al casar a su hija Fausta con él. Mientras tanto, Galerio invadía Italia pero encontrando fuerte resistencia (además Majencio había logrado sobornar al ejército atacante) y tuvo que retirarse apresuradamente hacia Pannonia. Majencio, en su usurpación, alcanzó los siguientes títulos [1], finalizando sus andanzas repudiado en una "Damnatio Memoriae":
En un primer momento, Majencio y su padre (Maximiano) salieron victoriosos en su usurpación, su gobierno fue tiránico, devastaron Italia con sus incautaciones de propiedades y extorsiones fiscales para engrosas sus arcas. Sin embargo, padre e hijo no tardarían en enemistarse y Maximiano tuvo que huir a la Galia, buscando el refugio al lado de su hija Fausta y de su yerno Constantino. Las cosas empezarían a cambiar cuando Galerio convocó la cumbre de Carnuntum (308, Pannonia Superior) en donde con la presencia incluso de Diocleciano, se intentó reorganizar el Imperio degradando a Constantino al grado de César, declarando a Majencio enemigo público y otorgando el poder a Licinio para que reconquistara Italia y África. Además, Maximiano Hércules fue obligado a abdicar de nuevo y volver a su antiguo grado de Senior Augustus (emperador retirado). Aunque todo siguió su curso: Diocleciano volvió a su retiro, Maximiano continuó con su intrigas, el usurpador Majencio se sentía cada vez más fuerte y ni Constantino en Occidente ni Maximino II en Oriente aceptaron de buen grado el inédito título de fillii augustorum que Galerio les había otorgado en dicha cumbre y menos aun, la ascensión de Licinio a Augusto sin pasar previamente por el rango de César. Las heridas se habían cerrado en falso. En 308-309 se rebeló en África el prefecto L Domitius Alexander, lo que puso en jaque el suministro de cereales en Roma. La revuelta fue rápidamente sofocada por Majencio, que saqueó e incendió Cartago e hizo dar muerte al prefecto sedicioso. Enfrentado con su padre y habiéndose enemistado con Constantino, su anterior aliado contra Galerio, la suerte de Majencio estaba echada, el propio Senado instó a Constantino para que desde la Galia reconquistara Italia. En su avance, Constantino derrotó en Verona a Pompeianus, el más experto de los generales de Majencio y en las inmediaciones de Roma, en octubre del año 312, logró el definitivo triunfo sobre las fuerzas comandadas por el propio Majencio, quien parece ser que puesto a la fuga, se ahogó en el río Tíber al intentar atravesarlo por el puente Milvio, pues el puente se desplomó por soportar el peso de tantos hombres. La batalla del puente Milvio ha pasado a la historia como un hito decisivo que marca el declive del culto pagano y el auge del cristianismo como religión oficial, todo gracias conocida narración de Eusebio sobre el "Sueño de Constantino". "En vísperas de la batalla, Constantino invocó la ayuda del Dios de los cristianos y tuvo un sueño durante el cual se le apareció una cruz resplandeciente con estas palabras: "In hoc signo victor eris" (con esta señal vencerás). Luego mandó colocar en las enseñas de su ejército el anagrama formado por las dos primeras letras griegas (Chi y Rho) del nombre de Cristo..." Leyenda o no, lo que esta claro es que muerto Majencio, Constantino quedo como dueño absoluto de Occidente y que el Edicto de Milán promulgado conjuntamente por Constantino y Licinio al año siguiente (313), en acción de gracias por ganar dicha batalla, supuso el reconocimiento del cristianismo.
[1] Titulaturas según el libro de J. M. Iglesias y J. Santos.
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