Cayo Valerio Galerio Maximiano nació alrededor del año 250 cerca de Serdica (hoy Sofía), en la provincia de Moesia Superior, procediendo de familia humilde. En su temprana juventud se dedicó a guardar rebaños lo que le valió el sobrenombre de Armentarius. Su educación fue militar desarrollando una brillante carrera con los emperadores Aureliano y Probo y en marzo de 293 fue ascendido -bajo el sistema de La Tetrarquía- al rango de César, encargándosele el gobierno de las provincias danubianas, a las órdenes del emperador de Oriente Diocleciano. En 292-293, después de haber repudiado a su primera mujer, Galerio Maximiano desposó a una hija de Diocleciano, Galeria Valeria, con lo que los lazos entre los tetrarcas se fortalecieron. Tanto el augusto como el césar dedicaron parte de sus esfuerzos a consolidar los territorios orientales, emprendiendo la guerra contra los persas que habían ocupado Armenia y Mesopotamia. En un primer momento Galerio sufrió una derrota de la que se resarció tiempo después ayudado por Diocleciano. La paz que puso fin al conflicto supuso la incorporación al imperio de una importante zona mesopotámica. Galerio gobernó largos años ostentando los siguientes títulos [1]:
Después de la abdicación de Diocleciano (mayo 305), Galerio ascendió al cargo de Augusto en Oriente, eligiendo como su César o sucesor a Maximino II Daya o Daza. Con la muerte de Constancio Cloro en Britania (julio 306), la crisis de La Tetrarquía estaba servida, las tropas aclamaron como Augusto a su hijo Constantino mientras Galerio llegaba al compromiso de elevar a Severo II al rango de Augusto, permitiendo a Constantino continuar al mando, pero sólo con el título de César. Ese mismo año 306, Majencio usurpó el poder en Africa e Italia, aprovechando el descontento existente en Roma contra Severo II, e invitó de inmediato a su padre Maximiano a compartirlo. Así pues, acaba el año 306 con cuatro emperadores en Occidente: Constantino el Grande, Severo II, Maximiano Hércules y Majencio. Severo II, a instancias de Galerio, intentó sofocar la rebelión de Majencio y Maximiano, pero sus tropas le abandonaron, cayó prisionero en Ravenna, siendo trasladado a Roma y ejecutado en la primavera del año 307. Galerio, enfurecido por la derrota de Severo II comenzó los preparativos para invadir Italia. Dándose cuenta de lo peligroso de la situación, Maximiano se dirigió a la Galia en busca de una alianza con Constantino, cosa que consiguió al casar a su hija Fausta con él. Mientras tanto, Galerio invadía Italia pero encontrando fuerte resistencia (además Majencio había logrado sobornar al ejército atacante) y tuvo que retirarse apresuradamente hacia Pannonia. El emperador decano y garante del sistema Galerio, convocó la cumbre de Carnuntum (Pannonia Superior) y entre octubre y noviembre del año 308 se intentó reorganizar el Imperio degradando a Constantino al grado de César, declarando a Majencio enemigo público y otorgando el poder a Licinio, en sustitución de Severo II, para que reconquistara Italia y Africa. En dicha cumbre, Maximiano fue obligado a abdicar de nuevo y volver a su antiguo grado de Senior Augustus (emperador retirado). Pero las cosas siguieron su curso: Diocleciano volvió a su retiro, Maximiano continuó con su intrigas, el usurpador Majencio se sentía cada vez más fuerte y ni Constantino en Occidente ni Maximino II en Oriente aceptaron de buen grado el inédito título de fillii augustorum que Galerio les había otorgado en dicha cumbre y menos aún, la ascensión de Licinio a Augusto sin pasar previamente por el rango de César. Las heridas se habían cerrado en falso. Galerio mantuvo una política religiosa hostil hacia los cristianos, la Terminalia de Diocleciano (febrero 303), fue seguramente instigada por su césar Galerio, desatándose la mayor persecución contra la cristiandad de todos los tiempos, se trataba de la décima y última gran persecución de la historia del cristianismo. Pero sería el propio Galerio quien en 311 pondría fin a dicha persecución, emitiendo en Serdica, poco antes de morir, un edicto de tolerancia en cual les daba licencia para reconstruir sus iglesias. Tal cambio de actitud dícese que fue debido a una terrible y devastadora enfermedad (posiblemente un cáncer) que le hizo acudir en súplica al Dios de los cristianos.
[1] Titulaturas según el libro de J. M. Iglesias y J. Santos.
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