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'bdrt / Abdera |
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TEMPLO DE 'BDRT / ABDERA Representaciones arquitectónicas en las monedas de Hispania Antigua |
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Abdera fue una antigua fundación fenicia, presumiblemente de finales del siglo VIII a.C., localizada y constatada arqueológicamente desde mediados del siglo VII a.C. en el cerro de Montecristo (Adra, Almería). Desde su puerto se exportaba el plomo extraído en la sierra de Gádor y otros metales procedentes de Sierra Morena, siendo un importante emplazamiento agrícola, pesquero y minero, conocido además por sus salazones de pescado. Existe una teoría para defender un origen griego del topónimo en la que se indica que, tras un período de abandono, la colonia pasó a manos griegas, quienes le dieron el nombre de Abdera, nombre que compartió con otras dos ciudades del Mediterráneo antiguo: una denominada Abdeira situada en el norte de África junto a Cartago, y otra denominada también Abdera, ubicada en el mar Egeo (Tracia). Esta teoría se completa diciendo que en el siglo IV a.C. la ciudad pasó de nuevo a manos púnicas. Incluso la ciudad española de Adra (antigua Abdera hispana) está hoy hermanada con la ciudad griega de Avdira (antigua Abdera griega), pero esta presencia temporal de griegos en la costa almeriense es muy discutida y no parece estar avalada por los descubrimientos arqueológicos.
La ciudad, situada en territorio bastetano, emitió moneda con leyendas neopúnicas ('bdrt) desde finales del s. II hasta mediados del s. I a.C., presentando un templo tetrástilo como motivo característico y una iconografía con Melqart y atunes (similares a los de Seks y Gades). Tras unas decádas sin acuñaciones, reanudó sus emisiones monetales por breve tiempo, durante el reinado de Tiberio (14 - 37 d.C.), con unas monedas bilingües ('bdrt - ABDERA) o enteramente latinas, pero siempre mostrando su peculiar templo.
El primer templo tetrástilo de Abdera (mediados del siglo I a.C.) es ciertamente peculiar, algunos autores lo asocian al templo de los cuadrantes de Malaca, pero su doble frontón triangular y su diseño en general lo hacen único, sin parecido claro con ninguna otra moneda de la época. Esta singularidad ha llevado en ocasiones a especular con la posibilidad de que copiaran un templo real, seguramente un santuario de Melqart. Tal vez la repuesta esté oculta debajo de la ermita de San Sebastián, pero mientras los hallazgos arqueológicos no lo demuestren, me parece preferible no aventurar nada. El segundo templo tetrástilo de las monedas de Abdera (14 - 37 d.C.) es ciertamente aún más peculiar, presenta dos atunes a modo de columnas que están colocados de diversas maneras, por lo que difícilmente pudo haber existido un templo con esas característica en la realidad. La presencia de estos atunes debe de ser el resultado de introducir todos los temas que los ases fenopúnicos distribuían en sus dos caras, solamente en una, en el reverso, ya que el anverso debía ser ocupado por el busto del emperador Tiberio. No parece estos atunes tuvieran alguna trascendencia religiosa del tipo de ofrendas a Neptuno, etc., más bien creo que trataron de reconocer (publicitar) la enorme importancia que la actividad pesquera y los salazones tenían para la ciudad.
En Abdera, entre los siglos I a.C. y I d.C. debieron existir templos y lugares de culto para las divinidades locales y/o republicanas, eso es indudable, pero no están arqueológicamente constatados. Por ahora, el templo que vemos en sus monedas no debería interpretarse como el reflejo de un edificio real (al menos hasta que los hallazgos arqueológicos y/o documentales no demuestren tal cosa), sino como una representación de romanización, una muestra de religiosidad mediante un arquetipo, un templo genérico romano que lógicamente resaltaba la importancia de la ciudad, (mientras lograban mantener sus símbolos y también su escritura púnica).
A mediados del siglo I a.C. se emitieron en la antigua fundación fenicia de Abdera unas unidades de metrología fenicio-turdetana (c. 9,4 g) con un templo tetrástilo en su anverso y leyendas neopúnicas con el topónimo 'bdrt (Abdera). Tras unas décadas sin acuñaciones, en tiempos de Tiberio (14-37 d.C.), la ciudad reanudaría sus acuñaciones precisamente con unos ases en los que volvería a mostrar un templo tetrástilo, aunque esta vez en el reverso, ya que el anverso estaba ocupado por el busto del emperador.
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