Entendemos como moneda forrada a aquella que, de forma
fraudulenta, imita los tipos coetáneos siendo acuñada generalmente superponiendo un fino recubrimiento de oro, plata o
bronce sobre un cospel de cobre, plomo u otro metal poco noble.
Las frecuentes falsificaciones y la
escasez de metales nobles en momentos puntuales, se han identificado como las causas de que estas
amonedaciones fueran tan abundantes en la antigüedad. Tradicionalmente se ha
indicado que la mayoría de las veces eran acuñaciones de falsarios (simples
falsificaciones), mientras que en ciertas ocasiones pudieron haber sido monedas de
necesidad (piezas emitidas en cecas móviles militares o -menos probablemente- en momentos de escasez de metales nobles
de las cecas oficiales). Actualmente, al menos en el caso de los denarios republicanos
romanos, la opinión más extendida entre los estudiosos es que las monedas forradas fueron siempre acuñaciones fraudulentas
ya que las cecas oficiales nunca podrían haber permitido tales emisiones. Ver los
artículos de Michael H. Crawford, Clive Stannard y otros, comentados en la
excepcional página de Andrew McCabe.
De todas formas, el acuerdo entre los investigadores no es unánime. Pierluigi Debernardi
en su artículo: "Plated coins, false coins?"
(Revue Numismatique 166, pp. 337-381. París, 2010), refiriéndose también a los denarios republicanos, sostiene precisamente lo contrario,
indicando que el Estado romano nunca hubiera permitido a los particulares
(falsarios) unas emisiones tan abundantes de monedas forradas como las que
actualmente podemos observar, deduciendo que al menos en una sustancial parte
estas acuñaciones fraudulentas debieron de haber sido controladas
directamente por las cecas oficiales.
El fenómeno de la monedas forradas fue realmente muy amplio,
este tipo de monedas fue utilizado por pueblos muy diversos
(griegos, persas, romanos o ibéricos, entre otros), durante diversas épocas, a lo largo y ancho de todo el Mundo Antiguo (digamos que desde el río Indo al Guadiana),
abarcando todas las denominaciones de metales nobles (dracmas, denarios, estateras, áureos, etc.).
Por ello, no veo posible apuntar una sola
explicación para todas estas interesantes amonedaciones. Pensar que en todos los casos fueron acuñaciones de falsarios no me parece
muy
probable, pero indicar que en la mayoría de las ocasiones las cecas oficiales estaban al tanto del fraude me parece algo aún más
arriesgado. En mi artículo: "Algunos denarios forrados singulares",
he mostrado varios ejemplos que demuestran que -al menos en Hispania Citerior- las cecas oficiales sí que estuvieron en ocasiones involucradas en estos fraudes.
Las monedas forradas de plata se conseguían recubriendo el cospel de cobre de una fina lámina de
plata de alta pureza y calentando el conjunto durante 3 minutos a una
temperatura de 800º C. En estas condiciones se iniciaba la difusión en sólido del
cobre en la plata y a continuación, alcanzada la temperatura del eutéctico, la
disolución de la plata en el cobre.
Si el tiempo hubiera sido mayor, toda la plata
habría sido disuelta quedando sólo el eutéctico en la superficie. Al enfriar se solidificaba la
solución, soldándose entre sí núcleo y cubierta, acuñándose después normalmente
en el cospel así obtenido.
Por otra parte, no se descarta que el forrado de un cospel de cobre ya acuñado,
mediante su inmersión en plata líquida, fuera también un método utilizado en algunas ocasiones.
Las monedas forradas de oro no son tan abundantes como las de plata, pero sí
que aparecen con cierta frecuencia a lo largo de todas las épocas. Debieron de conseguirse con procedimientos
similares a los descritos para la plata, si bien en algunos casos los cospeles estaban hechos mediante
aleaciones de plomo, seguramente en un intento de conseguir algo más de peso.
Las monedas forradas de bronce son una singularidad tan solo presente en Numidia (que yo sepa),
durante el periodo comprendido entre 202 y 118 a.C., posiblemente debido a su
limitado sistema monetario, ya que en esa época los reyes númidas tan solo
acuñaron en bronce y plomo.
Normalmente la acuñación se realizaba utilizando cuños falsos como el mostrado a
la derecha. Se trata de un cuño de bronce obtenido por fundición, partiendo de
una moneda descentrada, y engarzado
en un mango de hierro. Este cuño debió de ser utilizado para acuñar el reverso
de los denarios republicanos
forrados de la Gens Antestia (Crawford 238/1) a finales del siglo II a.C. Es destacable que tomaran como
muestra una moneda descentrada, seguramente con ello intentaban hacer más
verosímiles las monedas falsas resultantes. Esta singular pieza arqueológica fue subastada en enero de 2009 por Classical Numismatics Groupe.
Los sofisticados métodos de fabricación y el buen arte de muchas de estas piezas
constituyeron sin duda un problema para las autoridades de la época, quienes a
pesar de imponer severas penas a los falsificadores, necesitaron del control
ejercido mediante las marcas de control o prueba. El elevado número de monedas
forradas que no fueron descubiertas y que han llegado a nuestros días, da
muestras de la magnitud del fenómeno. Por ello en las monedas antiguas
es frecuente ver marcas, punzonados o cortes de prueba, que eran realizadas por los cambistas
(nummularii) o por los propios usuarios precisamente para averiguar la composición de la moneda,
descubriendo así las monedas forradas que debían ser retirarlas de la
circulación. Pero puesta la ley, puesta la
trampa, veamos estos tres ejemplos:
La moneda de la izquierda es un
tetradracma forrado de Atenas (Ática, siglo V a.C.) de 13,7 g., que presenta un
profundo corte de prueba en el reverso y sorprendentemente no se atisba rastro
alguno del cobre que forma el núcleo de la moneda. Esto significa que los
falsificadores fabricaron la moneda con dicho corte de prueba incluido,
plateándolo cuidadosamente para que el engaño fuera efectivo. ¿Increíble,
verdad?
La moneda de centro es un caso
similar. Es un siglos forrado de Byzantion (Tracia, siglo IV a.C.) de 4,1 g,
que tiene un profundo golpe de punzón en el reverso. La moneda es forrada sin
duda alguna, el cobre asoma por el anverso y su peso debería ser superior a los 5
g, pero la marca de prueba muestra plata y solo plata, no presenta rastro alguno de cobre. ¿Estaba
dicha marca de prueba grabada de antemano en el cuño? O tal vez, ¿se acuñó la
moneda en cobre para después ser marcada y por último plateada? Ciertamente no
lo sé. Reid G. indica en su artículo la primera opción, pero la dificultad de
hacer fluir la plata dentro de esta marca tan estrecha y profunda (en el
caso de haber sido grabada en el cuño), no me permite descartar la segunda opción.
Pero la moneda de la derecha es ya "el más
difícil todavía". La presenta Bill Welch en su artículo: "Gallery of Holed Coins".
Es un denario forrado de Julia Maesa (Roma, siglo III d.C.) de 2,51 g, con la
particularidad de que... ¡el agujero está plateado! Esto significa que los
falsificadores pensaban en todo. ¡Quién iba a rechazar por falsa, una moneda que
había pasado con éxito prueba tan contundente como esa!
Generalmente el coleccionista de moneda antigua busca monedas genuinas y rechaza
las falsificaciones de época por lo que los precios de las monedas
forradas suelen ser bastante
asequibles. Estas curiosas monedas se pueden encontrar sin problemas por la tercera o cuarta
parte de lo que alcanzarían sus monedas coetáneas "originales". Y si tenemos en cuenta su gran variedad
y su indudable valor numismático-histórico, resulta que
las
denostadas "forradas" son unas monedas mucho más interesantes para el
coleccionismo de lo que en un
principio podría parecer.
La variedad que podemos lograr en nuestra colección es impresionante. Esta/s técnica/s se emplearon durante siglos en prácticamente todas las
culturas, utilizándose para falsificar desde los diminutos óbolos griegos
hasta los sólidos bizantinos, pasando desde luego por las amonedaciones romanas,
persas, célticas, etc. A continuación se muestran algunos descriptivos ejemplos:
La moneda forrada de la izquierda
corresponde a la acuñación oficial de Mylasa (Caria) de la segunda mitad del
siglo V a.C. Lo destacable en este caso son sus dimensiones ya que se trata de un
pequeño hemióbolo falsificado de tan solo 9 mm y 0,38 g. Dado que la acuñación oficial
ronda los 0,6 g, puede parecer extraño que alguien hiciera un trabajo tan
logrado para obtener tan solo unas décimas de gramo de plata, sin embargo, es
evidente que al falsificar monedas tan pequeñas se podían evitar las marcas de
prueba de los cambistas y por lo tanto no se detectaba el fraude.
En el centro vemos un ejemplo de
moneda forrada emitida por la propia ceca, es decir, que no es una acuñación
fraudulenta. Se trata de una moneda de plomo recubierta con una lámina de cobre
que fue emitida en Numidia, durante el reinado de Micipsa (148-118 a.C.).
Durante este periodo se emitieron en Numidia monedas bronce, plomo, y también
estas curiosas monedas forradas de bronce y plomo, utilizando los mismos cuños y
constituyendo (que yo sepa) el único caso de monedas forradas de bronce en la
Antigüedad.
El áureo forrado de la derecha
se corresponde con la emisión oficial acuñada por Vespasiano en Roma, entre los
años 69-71 d.C. En este caso emplearon algún tipo de aleación
de plomo para intentar aumentar el peso, pero ciertamente no lo lograron. Su
peso de 3,8 g resulta demasiado escaso y difícilmente pudo pasar inadvertida
esta clara falsificación.
La moneda de la izquierda es
un ejemplar de zuz judío. Durante la 2ª Revuelta (132-135 d.C.) las monedas de plata del invasor
romano fueron reacuñadas con los símbolos judíos. En este caso tomaron un
denario o dracma forrado y -presumiblemente- lo reacuñaron sin darse cuenta de la falsedad
de la moneda romana. Diríase que estaba tan bien hecha la falsificación que logró resistir
su reacuñación, y
que sólo el
paso de los siglos descubrió el engaño.
El ejemplar del centro es
una moneda falsa de época (2,93 g), acuñada por las tribus de Dacia en el primer tercio del siglo I a.C., imitando
a la vez a dos denarios republicanos
de las gens Crepusia y Aemilia. Parece que con las muescas de los denarios dentados las autoridades intentaban evitar las abundantes
falsificaciones (es decir, los denarios forrados), pero por lo visto no lo consiguieron del todo. Esta curiosa moneda
de imitación es a la vez forrada, dentada e híbrida.
La moneda de la derecha también es
una imitación, una moneda forrada -a la vez que híbrida- que copia dos series
separadas casi 30 años en el tiempo. En el anverso vemos un denario de la gens
Aemilia (Crawford 431/1- Roma, 55 a.C.) y en el reverso un denario de Augusto (RIC I 359 - Roma, 27 a.C.).
Veamos algunos curiosos ejemplos
más. En las dos primeras monedas llama la atención la mezcla de
tipos, podríamos decir que son denarios híbridos. Ambos anversos corresponden al emperador romano Tiberio
(14-37 d.C.), mientras que uno de los reversos es copia de los denarios
republicanos de la gens Satriena (77 a.C.) y el otro pertenece a la amonedación de Nerón
(60-61 d.C.).
En las monedas forradas es
relativamente frecuente encontrar errores
de acuñación, a las monedas híbridas descritas podemos añadir el antoniano incuso de Gordiano III (Roma,
mediados del siglo III d.C.) mostrado a la derecha. (Ver más ejemplos de
monedas forradas incusas).
En ocasiones vemos monedas doradas o
plateadas que realmente no son monedas forradas sino manipulaciones posteriores
(normalmente fraudulentas) con las que intentaban "revalorizar" las monedas
oficiales circulantes. El supuesto áureo de Probo (276-282 d.C.) mostrado a la izquierda es en realidad un
simple antoniniano dorado, pero dado su escaso peso (4,97 g) dudo que
consiguiera pasar como áureo. Del mismo modo, el supuesto tremissis de Constante
(333-337 d.C.) es en realidad un muy común medio centenional de tan solo 1,7 g.
que fue dorado fraudulentamente en su época.
Finalmente, la moneda de la derecha es la más enigmática puesto que no existieron
tremissis de plata ni tampoco se acuñó ese diseño en cobre/bronce. Esta moneda de 1,36 g imita los tipos del emperador bizantino Justino II (565-578 d.C.) y
aunque el vendedor indicaba que es una moneda falsa de época (al ser de cobre y estar bañada en plata), lo cierto es
que difícilmente un falsificador iba a tratar de imitar una moneda de oro
revistiendo el cobre con plata. ¿Será tal vez una manipulación posterior?
Finalizaré con seis interesantes denarios ibéricos (vascones) forrados. No es habitual encontrar monedas forradas del mismo cuño
y menos aún que coincidan tanto el anverso como el reverso, pero estos denarios de Arekorata (Hispania Citerior, comienzos del siglo I a.C.) fueron sin duda acuñados
con los mismos cuños (¿oficiales?).
Resulta increíble que una vez dispersados hayan llegado hasta nuestros días y yo haya conseguido agruparlos de nuevo.
¿No? Ver: "Algunos denarios forrados singulares"
En un mercado numismático cada vez más complicado en el que abundan las falsificaciones modernas, podemos pensar que las monedas forradas son muy difíciles de falsificar
y en principio así es, pero debemos de andar con cuidado ya que los falsarios no parecen detenerse ante nada.
La tres monedas mostradas están denunciadas como falsificaciones modernas en la Galería de "Fakes" de
Forum Ancient Coins, son
imitaciones modernas de denarios forrados del siglo I d.C., es decir,
imitaciones de imitaciones. De izquierda a derecha
vemos a Calígula, Clodio Macer y Nerón, monedas ciertamente escasas que
fácilmente nos pueden hacer caer en el engaño, los cospeles forrados están muy
bien conseguidos (seguramente porque son antiguos), pero el estilo es erróneo ya que los
cuños utilizados son modernos.
Veamos un ejemplo de engaño más.
En 1997, el diario Información de Alicante regaló réplicas de denarios ibéricos de Kese
dentro de la colección "Billetes y Monedas en la Historia de Alicante". Su
diseño copió fielmente una moneda del Museo Arqueológico de dicha ciudad.
Demasiado fielmente ya que, aunque incluyeron una letra "R" para indicar que era
una simple reproducción, hoy podemos ver con relativa frecuencia estas piezas a
la venta como monedas auténticas, puesto que basta con eliminar esa letra "R"
mediante algún tipo de manipulación. (Ver
moneda nº 11 de la colección de
monedas falsas de esta misma web).
La moneda aquí presentada se vendió en eBay.es como "denario forrado"
(octubre
de 2014). Ciertamente la forma de
fabricación de estas réplicas, con un núcleo de material oscuro recubierto de una
fina capa de metal brillante, facilitó la manipulación y el engaño, realmente
parece una moneda forrada. Eliminada la
letra R, el aspecto general de esta reproducción induce sospechas teniéndola en la mano,
pero con una simple -y normalmente mala- foto resulta una moneda forrada ciertamente convincente,
lista para ser vendida en las conocidas plataformas de eBay, Todocolección, etc.
Madrid (España), 25 de noviembre de 2008
(Última revisión: 17 de marzo de 2020) - Manuel Pina
"Fourrees - Plated Coins"
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(4) por Doug Smith
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